Te escribo







 Y yo imaginaba hacerme anciano junto a ti.

Pensaba que tu siempre estarías a mi lado hasta el final de mis días.

Pero no fue así, tu, tú enfermedad o tu destino decidieron que partieras antes.

Siempre te sueño entre angustias y melancolías, mezcladas entre lloros de tristeza, pero al final mi corazón acaba pegado al tuyo y eso algo me reconforta.

Te escribo a ratos, a días, en momentos, cuando mi corazón quiere hablar más profundamente con tu alma, pero siempre estás presente en mi pensamiento de cada día, te recuerdo al levantarme, al acostarme, serás el recuerdo imborrable de mi vida, eres la cicatriz más profunda que llevo marcada en mi corazón.

Te prometo que siempre intentaré escribirte y te pido el favor a cambio de que te me aparezcas en sueños felices.

Acabo de ver un trozo del vídeo del concierto donde estuvimos en Guadalajara, se te ve cantando, en ese momento se te nota tan feliz que me parece increíble que ya no estés aquí, que guapa sales, que duro escribir en tu ausencia aunque siempre sentiré que estás en esencia.

Que difícil continuar sin ti, a veces me dejó llevar, tengo que sobreponerme por nuestras hijas y también por mi.

Marisol, cuánta falta me haces, que dura y triste se me hace la vida sin ti, no he llorado más en mi vida.

¿Por qué la vida se ceba así con ciertas personas?.

Recuerdo nuestras conversaciones profundas entre sábanas y almohada.

No sé que sentido tiene ahora mi vida.

Hoy, me iré al bingo, saldré para distraer a mi mente y a mí dolor.

Sé que nunca me querrá nadie como tu.

Me diste dos hijas maravillosas, me entregaste los mejores años de tu vida, yo por mí parte intenté hacer las cosas bien aunque a veces las hiciera mal.

Creo que con errores y aciertos intenté ser buen padre de mis hijas y buen marido para ti, sé que a veces mi impulsividad, timidez y mis caprichos no fueron los más indicados, pero cuando algo creí no haberlo hecho bien intenté corregirlo lo mejor que pude y lo más humanamente que supe.

La vida, es a veces injusta, no es justo tú destino final aunque tú lo decidiste así.

He pasado momentos muy buenos contigo que compensaron a los menos buenos.

Sé que alguna vez no estuve a tu altura y lo siento y lo sentí de corazón.

Marisol, mi niña, de que me sirven estás letras.

¿Tú las lees?, dímelo alguna vez en sueños.

Creo que no merezco tanto dolor.

Y... Grito a los cuatro vientos que no soy egoísta.

¿Que espero de la vida?.

Sé que de nada vale exigirla mejor suerte, la vida al final va su aire y hace lo que le da la gana.

Marisol, mi niña me haces mucha falta.

Alguna vez te volveré a ver y todo será perfecto.

Mientras tanto aquí estaré acompañado por esta dura soledad, por estos largos silencios.

Tú, "Juli"


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